Larry Pérez Q.
Celebrada la segunda de feria en "El Pallaquino" el día 1º de octubre, con tres cuartos de plaza, se lidió un encierro de novillos toros de La Viña Montenegro, desiguales en presentación y juego, pero que en términos generales se dejaron. Debido a descoordinaciones por parte de la comisión organizadora, hicieron el paseíllo pasadas las 4.10 de la tarde los nacionales Juan Carlos Cubas, Paco Céspedes y el Mexicano Luis Gallardo.
Si bien es cierto hubieron faenas importantes como las de Cubas y Céspedes, al segundo y primero de sus lotes respectivamente, cabe mencionar algunos comentarios respecto a la actitud de dos de los jueces de plaza que realmente no sabemos que tienen en contra del matador Cubas, ya que desde días antes de las corridas se manifestaron e hicieron conocer su incomodidad al presidente del comité de fiesta sobre la contratación del mencionado matador y lo que es más grave hicieron reguero de pólvora sobre que Cubas había sido sacado del cartel de Acho, pensamos que por estas razones actuaron de tal forma con una total falta de criterio, no valorando el valor del matador en la faena al primero de su lote, un manso de verdad al que Cubas se le arrimó y metió dentro de los pitones jugándose la vida y poniendo la carne sobre el asador, le sacaba uno a uno muletazos por ambos pitones, pero ni siquiera le tocaron la música como lo hicieron con los otros dos matadores como es el caso de Luis Gallardo que solicitaba y sin titubear el Juez concedía la música, pero lo más escandaloso se dió en el segundo de Cubas al realizar una faena inolvidable, iniciando y terminando la misma de hinojos, sobándolo y tocándolo muy despacio, con derechazos y naturales de mano muy baja totalmente abandonado y disfrutando de su toreo, pasándolo por la espalda, pincha en todo lo alto sin soltar el estoque y mata de una entera y no conceden la oreja lo que puso de pie al público reclamando los premios y pidiendo el cambio de juez a toda voz, pero ni esto los hizo cambiar su decisión.
Lo más grave se sucedió en la lidia del último de la tarde, cuando Luis Gallardo, luego de pinchar y descabellar en varias oportunidades y al no lograr su objetivo, toma el descabello el subalterno Castorcito y al tercer intento hace rodar al animal ante la pasividad del jurado, terminando así y tirando por los suelos el prestigio de nuestra plaza de toros.
Si bien es cierto hubieron faenas importantes como las de Cubas y Céspedes, al segundo y primero de sus lotes respectivamente, cabe mencionar algunos comentarios respecto a la actitud de dos de los jueces de plaza que realmente no sabemos que tienen en contra del matador Cubas, ya que desde días antes de las corridas se manifestaron e hicieron conocer su incomodidad al presidente del comité de fiesta sobre la contratación del mencionado matador y lo que es más grave hicieron reguero de pólvora sobre que Cubas había sido sacado del cartel de Acho, pensamos que por estas razones actuaron de tal forma con una total falta de criterio, no valorando el valor del matador en la faena al primero de su lote, un manso de verdad al que Cubas se le arrimó y metió dentro de los pitones jugándose la vida y poniendo la carne sobre el asador, le sacaba uno a uno muletazos por ambos pitones, pero ni siquiera le tocaron la música como lo hicieron con los otros dos matadores como es el caso de Luis Gallardo que solicitaba y sin titubear el Juez concedía la música, pero lo más escandaloso se dió en el segundo de Cubas al realizar una faena inolvidable, iniciando y terminando la misma de hinojos, sobándolo y tocándolo muy despacio, con derechazos y naturales de mano muy baja totalmente abandonado y disfrutando de su toreo, pasándolo por la espalda, pincha en todo lo alto sin soltar el estoque y mata de una entera y no conceden la oreja lo que puso de pie al público reclamando los premios y pidiendo el cambio de juez a toda voz, pero ni esto los hizo cambiar su decisión.
Lo más grave se sucedió en la lidia del último de la tarde, cuando Luis Gallardo, luego de pinchar y descabellar en varias oportunidades y al no lograr su objetivo, toma el descabello el subalterno Castorcito y al tercer intento hace rodar al animal ante la pasividad del jurado, terminando así y tirando por los suelos el prestigio de nuestra plaza de toros.