Antonio Bricio, logra conectarse al público en el 2do Festejo de Huaros
Gonzalo Villanueva
Los astados fueron muy jóvenes como para una corrida de toros.
Nuevamente, el coso huarasino lucía casi lleno sus tendidos y cerca de las 4 de la tarde hicieron el paseíllo los matadores, Antonio Bricio (de grana y azabache) y Fernando Roca Rey (de rosado y oro). Se anunciaron tres bureles de Santa Rosa (no dieron el juego esperado pues fueron descastados, demasiada diferencia con los ejemplares de esta ganadería que se lidiaron en este ruedo el año pasado y dieron un excelente juego) y uno de San Roque (lidiado en 1º lugar, descastado). No nos proporcionaron los números de los astados.
Antonio Bricio, hizo todo lo posible como para agradar a la afición a pesar del poco juego su lote. Su primer astado, desde que salió al ruedo hacía notar su mansedumbre yéndose a tablas, así era imposible que el matador lograra algo rescatable, en la faena de muleta el astado se fue a la puerta de chiqueros y uno a uno trató de sacarlo algunos pases, estoquearlo a este manso fue mérito de Bricio, se silenció su labor. Su segundo astado (burraco de pelaje) dejó lucirse con el capote a través de una buenas verónicas, en las banderillas se vino a menos y en la muleta tuvo que ir atrás del astado para lograr algunos pases meritorios y luego terminar con un desplante que llega a la afición, la estocada fue desprendida y ante el pedido del público se le concede una oreja (aunque indebidamente uno de los subalternos le da una oreja demás).
Fernando Roca Rey, sus deseos de triunfo se desmoronaron ante el pobre juego de sus astados. Desde que salió al ruedo su primer astado, este no tenía fijeza, así logra ejecutar algunas verónicas, el astado se duele en banderillas, en la muleta el burel buscaba las tablas y el matador tuvo que perseguirlo para sacarlo algunos muletazos, ejecuta una estocada calada de lento efecto, recibe la ovación de una parte del público después de un aviso. A su segundo ejemplar logra sacarlo unas verónicas que tuvieron cierto lucimiento, coloca dos pares de banderillas ante el entusiasmo de la afición, en la muleta el burel embiste con sosería, aplomo y sin codicia, logrando ejecutar algunos pases sin la seriación que debería haber por las dificultades del astado, logra una estocada baja y honda, después de tres pinchazos y recibe la ovación de una parte del público (el público entendido comprende que a los astados descastados es difícil lidiarlos y estoquearlos).
El triunfador de esta tarde fue Antonio Bricio y se hizo acreedor al escapulario “San Martín de Porres de Huaros”.
Nuestro reconocimiento al mayordomo de San Martín de Porres, Smith Guerra Mendizábal.
Nos comunicaron que por falta de coordinación y comprensión de algunos comisarios o donantes de las reses y la falta de presupuesto es que no se hizo posible la contratación de los picadores para ambos festejo. Por otro lado creemos que los matadores deberían exigir la presencia de picadores.