jueves, 5 de julio de 2018

JUAN CARLOS CUBAS, DOS OREJAS EN SAN PEDRO DE CAJAS - TARMA


Las arrancó con una faena muy meritoria
El día de ayer estuvimos en la Plaza de Toros Manuel Rodríguez “Manolete”, en una tarde soleada con llenos en los tendidos. Se lidió un bonito encierro bien hecho de la ganadería San Pedro, a los que les afectó notoriamente los más de 4000 msnm, quedándose parados para el último tercio. Alguno desencastado. Y el mal estado del albero, hizo que perdieran los remos. 
La terna dio todo en el ruedo, para el agrado del respetable; cada uno fiel a su estilo. Se justificaron.

El matador peruano Juan Carlos Cubas (rosa y oro), abrió plaza, con su primero el de más peso de la corrida, lo entendió sin exigirlo, toreándolo a media altura.  Deja una estocada caída luego de un pinchazo en lo alto. Es silenciada su labor.
En su segundo, hizo el toreo clásico, con toreros  doblones, gustándose mucho, cala al tendido. Lo entiende y sin exigirle lo torea con buenos naturales largos y templados. Deja una buena estocada. Es premiado con las dos merecidas orejas.
El diestro español Paco Ramos (celeste y oro), buen saludo capotero, con un torero remate de media. Señala bien el piquero César Odoñez. El matador quita por delantales. Con la muleta dos tandas y el toro aplomado. Se le fue el gas. Deja una estocada caída. Le otorgan una oreja.
Con su segundo, sale a por todas, lo recibe con un farol apretado de rodillas, que enciende al público. Hace un vistoso quite por chicuelinas. Deja un buen par el banderillero Salvador Díaz. El de San Pedro se aploma y no tiene recorrido. El diestro coge la espada, se perfila y deja una estocada  cruzada calada. Pierde los apéndices. Silencio.
El matador venezolano Manolo Muñoz (celeste y oro con remates negros), estuvo muy entregado. Inicia su faena a la verónica, remata con una serpentina y revolera, siendo ovacionado.  Coge los palitroques y deja dos buenos pares. Con la muleta poco pudo hacer ya que el burel se va quedando corto y se defiende por su debilidad. Pincha reiteradamente en lo alto. Da una vuelta al ruedo ovacionado.
Con su segundo el cierre de la tarde, saluda con dos largas cambiadas, coge los rehiletes y deja dos buenos pares. Con la muleta instrumenta una faena de uno a uno. Pincha en todo lo alto. Y deja una muy buena estocada hasta la gamuza. Es premiado con una oreja. ( que pudieron ser dos si no fallara con la espada)
Al término del festejo el diestro Juan Carlos Cubas, sale en hombros de la plaza.