Su funación data del 30 de enero de 1766, durante el gobierno colonial del virrey Manuel de Amat y Juniet, antecediéndola en antigüedad la plaza de toros de Béjar y Zaragoza, en España. La plaza española de Sevilla inició su construcción en 1749, pero concluyó formalmente después de la de Acho. Su construcción es de material noble, adobe y madera, habiendo sobrevivido a los terremotos que ha sufrido la ciudad de Lima desde su construcción.
En 1945 fue remodelada, ampliándose su capacidad a 13 mil espectadores, pero en desmedro de las dimensiones del ruedo, que dejó de ser el de mayor tamaño del mundo. La remodelación cayó a cargo del ingeniero Francisco Graña Garland.