Durante los días 16, 17 y 18 de mayo, el distrito de Sucre, ubicado en las inmediaciones de la provincia de Celendín, al este de Cajamarca, abrochó su feria patronal en honor a San Isidro, con tres festejos taurinos en su tradicional y pintoresca plaza de toros de palcos. Se lidiaron ocho ejemplares de la ganadería local El Sauco, procedencia El Pinar – Pauca, en general descastados, y dos de San Mateo de Quilcate, de similares características.
Los festejos se realizaron en el marco de gran expectativa del público y la amenaza del mal tiempo reinante en la zona, con aguaceros en la primera y última tarde que casi frustran la realización del espectáculo. La corrida del cierre se realizó en medio de una verdadera tempestad, con el albero convertido literalmente en lodazal, con toreros que resbalaban en la marisma, exponiendo su vida y a merced de las reses que escapaban de los engaños, tal moruchos de las sabanas.
En ese fragor, hubo un torero llamado David Gil, que dio la cara e hizo el toreo a un toro pasado de años e imposible, y matándolo de a verdad. El joven picador David de la Barra, montado en un equino esmirriado, demostró que es un verdadero picador de toros. El novillero Emilio Barrantes, promesa de la coletería nacional, asomó con atisbos del buen toreo que lleva dentro, sin más opciones por los mansos con los que pechó. Aldo Ramos deberá tomar más en serio la profesión, pues en el toro no sólo son válidas las buenas intenciones y la afición. Una feria que no refrendó la categoría lograda el año anterior, pero que estamos seguros, levantará vuelo la temporada que viene.
En ese fragor, hubo un torero llamado David Gil, que dio la cara e hizo el toreo a un toro pasado de años e imposible, y matándolo de a verdad. El joven picador David de la Barra, montado en un equino esmirriado, demostró que es un verdadero picador de toros. El novillero Emilio Barrantes, promesa de la coletería nacional, asomó con atisbos del buen toreo que lleva dentro, sin más opciones por los mansos con los que pechó. Aldo Ramos deberá tomar más en serio la profesión, pues en el toro no sólo son válidas las buenas intenciones y la afición. Una feria que no refrendó la categoría lograda el año anterior, pero que estamos seguros, levantará vuelo la temporada que viene.