Tras el corte de tres orejas
El gran momento por el que pasa el diestro
murciano fue reafirmado el pasado 14 de julio en la corrida de toros que
organizaron los residentes de Cajatambo en Lima.
Abrió plaza el Matador nacional Pablo Salas,
ante un astado de San Alejandro que manseaba, al que aprovechó sujetándolo con
la pañosa aunque sin mucho lucimiento por las condiciones del animal, dando una
vuelta al ruedo. Al cuarto de la tarde, del mismo hierro y el mismo grado de
mansedumbre, le realizó una faena larga buscándole las vueltas, el público le
agradeció la voluntad con una oreja simbólica.
A Emilio Serna le tocó en suerte en segundo
turno un cuatreño de Santa María Magdalena, que se desplazaba punteando las
telas. Lo recibe con una larga cambiada muy ajustada y se gusta con el percal,
meciéndolo muy templado y con regusto. Con la franela va sobándolo para
corregir los defectos que presentaba, sometiéndolo y logrando tandas profundas
en las que va relajando la planta serie tras serie. Tras simular la suerte
suprema recibe dos orejas simbólicas. En el quinto de la tarde, de Piedra Azul,
Serna lidia con el capote encelando al toro, que llevaba una embestida
descompuesta, siempre pendiente del torero. Con la muleta inicia por alto, y
luego sometiéndolo por doblones, repitiendo luego el tenor de la faena
anterior, en la que la colocación y largura de los muletazos, junto al temple y
regusto del torero calientan al público. Remata por bajo y le es otorgada una
oreja. Recibió el trofeo al triunfador de la tarde.
Israel Lancho pasó desapercibido esta tarde.
Si bien es cierto le tocó un lote con casi nulas posibilidades, sobre todo el
primero que no tenía un pase, pudo haberlo intentado con su segundo.
Se lidiaron bureles de las ganaderías ‘San
Alejandro’, primero y cuarto, Santa María Magdalena, segundo, y Piedra Azul,
tercero, quinto y sexto para Pablo Salas (vuelta y oreja), Emilio Serna (dos
orejas y oreja) e Israel Lancho (silencio y silencio)