UN PALQUEÑO EN PAMPLONA
Dr. Moisés Tacuri Garcìa
“El que quiera ver valientes
Jugarse la vida en broma
Que venga por San Fermín
Al encierro de Pamplona”
(Copla popular)
Cuando en el atrio de Sol, de La plaza de Acho me encontrè con mi buen amigo Antonio Pecho, finalizada una gran corrida un domingo de Noviembre de este 2008, como cada año lo hacemos todos los aficionados de Tarma, entrò a la conversación lo de su reciente viaje a la madre patria y fue verdaderamente inusual lo que empezò a contar, pues habìa estado nada menos que en la Feria de Pamplona, pero no habìa estado como un espectador màs, sinò habìa tenido la osadìa de : ¡¡¡¡ Correr delante de los toros de lidia ¡!!!. Por lo que tengo entendido hasta ahora ningún paisano nuestro habìa tenido semejante aficiòn como para correr en esta peculiar pero peligrosa carrera.
Todo aficionado a los toros lleva la fiesta brava dentro de sì, fiesta que por demàs es una aficiòn emocionante y acaso extrema, muchas veces hemos sentido las ganas de saltar al ruedo y hacer con el toro lo que tantas veces vemos que hace el torero con asombrosa facilidad (en el argot taurino se le dice “Matar al Gusano”), pero ello no es nada fácil, cuantas veces desde la comodidad de nuestros asientos pedimos lo imposible al lidiador que se juega la vida delante del astado. El mundo de los toros es tan complejo como dramàtico y cuando se conjuga el buen juego del toro y la destreza del torero es cuando se forja en la arena una obra de arte inigualable. Esto hace que exista una aficiòn que no cesa con los años y que se confronta con aquellos que no piensan igual. Sin embargo pocos son los aficionados que han tenido el coraje de enfrentarse al toro y menos aùn de correr junto a los toros que han de lidiarse en la famosa Feria del Toro en Pamplona – España, a lo largo de sus viejas callejas empedradas, hasta arribar al Coso Pamplonès, en cuyo trayecto suceden las cogidas, los tumbos o caìdas y la gente se hace un conglutinado con los toros que atracados ambos pugnan por pasar al ruedo, rodeados por una algarabía del pueblo, algarabía fortalecida por tantos años de tradición.
Panplona, Es una tìpica ciudad española localizada al norte de España, perteneciente a la comunidad Navarra ( lo que para nosotros serìa una regiòn ), como toda ciudad de la madre patria, la fiesta de los toros ha calado profundo en sus habitantes, teniendo una gran aficiòn a la tauromaquia, y se ha hecho muy famosa mundialmente a raiz de que cada año sueltan a los toros a lidiarse en su espectacular feria por las calles de la ciudad, cierran las calles y forman una especie de callejón por donde los toros desde un lugar lejano a la plaza (Corrales), salen precedidos por los cabestros (Vacas y toros mansos entrenados para correr y guiar a los toros bravos). El inicio de esta peculiar carrera se inicia a tempranas horas de la mañana y un Chupinazo (estallido de un cohetòn) marca el inicio de la apertura de la puerta de los corrales salen primero los cabestros con sus campanas en los cuellos y tras de ellos sueltan a los toros de lidia los que corren asuzados por los mayorales, en las calles aguardan impacientes los audaces corredores con sus tìpicos trajes blancos y pañuelitos rojos alrededor del cuello, minutos antes se han encomendado a “San Fermín”, para que no sufran ningún percance, todos los toros corren por las sinuosas calles y delante de ellos, los corredores, unos pierden el equilibrio y caen, otros caen encima, a veces los toros hacen por los caidos y los cogen como manda su instinto, otros al ver que se acercan los toros se trepan por las paredes y ruegan que el toro no haga por ellos, a los costados, decenas de rescatistas de la cruz roja y de los Hospitales de la ciudad, estan atentos a los percances que estos audaces corredores puedan sufrir, a medida que se acercan a la plaza de Toros, la calleja se estrecha hasta que entran a la puerta grande de la plaza de toros que es un verdadero cuello de botella, donde no faltan las caidas y uno tras otro van cayendo formando una masa de gente y toros pugnando por pasar, finalmente de alguna manera se libera este ovillo peculiar y los toros saltan al ruedo donde se dan algunos capotazos de parte de los corredores y los toros son finalmente guardados (enchiquerados) en sus respectivos corrales, luego de ellos la gente se entrega al jolgorio de la màs famosa feria de los toros de “La feria de San Fermín” de la ciudad de Pamplona.
Antonio Pecho Zavala es un paisano nuestro, nacido en la ciudad de Palca, ciudad muy taurina por cierto, odontòlogo de profesiòn y un gran aficionado a la tauromaquia, entusiasta colaborador con la organización de la corrida de toros que año tras año se celebra en dicho distrito tarmeño, y uno de los artífices para que las corridas palqueñas hayan alcanzado el grado de Formales como manda el reglamento taurino vigente. Antonio Pecho fue tambièn presidente del Centro Taurino de Lima, centenaria peña limeña que hasta tiene un bonito pasodoble compuesto por Edwin Montoya, pero por sobre todas las cosas Toño Pecho ha sido y serà un taurino a carta cabal.
Todo podìa ser posible en èl, desde torear en una encerrona (corrida informal con vaquillas, realizada en forma privada o en cìrculos de amigos), pero nunca imaginamos que tendrìa la osadìa de correr en un espeluznante encierro de San Fermín – Pamplona – España.
Es 14 de Julio del 2008, se anuncia la ùltima corrida de la Feria de San Fermín y por lo tanto se correrà el ùltimo encierro (grupo de toros destinados a la corrida), en la antigua calle estafeta, hay un gran conglomerado de nerviosos aficionados rojiblancos, estos ya han rezado a San Fermín minutos antes, son instantes de tensiòn inigualable, entre ellos se avizora a Toño Pecho, vestido con un polòn blanco con la silueta del toro Osborne (dibujo emblemàtico del toro de lidia) en el pecho y un pañuelo rojo atado al cuello, Se echa algunas fotos al lado de un monumento en bronce que representa un encierro de San Fermín y se observa a varios corredores caìdos y los toros haciendo por ellos, Toño no puede evitar su gesto de disgusto, al ver esta patètica escena , donde acaso puede ser él , el pròximo protagonista. Poco tiempo antes, ha recorrido por todo el tramo que ha de correr y memorizado las sinuosas curvas y buscado lugares donde guarecerse, por si la suerte le es esquiva, hay mucha agitación por lo que se va asomar tras la puerta de los corrales, pues lo que va a salir de allì, son nada menos que los toros bravos que van a ser lidiados esa misma tarde, claro que acompañados de cabestros, pero que no quita su gran peligrosidad, son audibles las respiraciones agitadas de los corredores en plenos ejercicios de calistenia, una puerta de madera està pròxima abrirse, un Pamplonès con su pitillo o cigarrillo està pròximo a encender la mecha de un cohete, suena el estallido del cohetòn (Chupinazo) y se abre la temible puerta del corral, los primeros en salir son los cabestros asuzados por sus criadores y tras de ellos salen los 6 imponentes toros de lidia de màs de 450 Kilos cada uno, de la famosa ganaderìa de Nuñez del Cuvillo, dos son de pinta o pelaje de color jabonero (algo asì como de la mezcla del cafè y la leche), 2 son castaños (marrones), uno castaño tostado (marròn oscuro) y se aprecia tambièn a un toro negro zaino (toro de pinta completamente negra), y por supuesto al ver este encierro de la muerte los corredores inician esa carrera que ellos mismo quisieron, muchos de los que allì corren desearìan esos instantes ser campeones de los 100 metros planos al sentir en sus cuellos el jadear caliente de los bureles, los flashes y las càmaras filmadoras no se pierden detalles de esta singular carrera, Toño al igual que todo el tropel de enfervorizados temerarios corre desenfrenadamente, gira parcialmente la cabeza y aprecia al temible grupo de toros que se acerca peligrosamente, las curvas de las calles de Pamplona se suceden una tras otra en esa carrera que se hace una eternidad, un compañero se cae y si no lo han pisado los toros lo harà la misma gente, siente en sus espaldas el jadear caliente de los astados, tiene una sensación de muerte inminente, y acaso por fracciones de segundo, piensa : ¿Que es lo que lo ha empujado a correr esta espectacular carrera?, si podìa verla como un turista màs a los costados de la calle o verla por TVE còmodamente sentado en un sillòn seguro? , però no, allì estaba èl, a punto de ser cogido por un enorme animal de màs de 500 Kilos, sin embargo Santo Domingo de Guzman, no abandona a sus hijos y una providencial valla de madera aparece ante su vista y haciendo gala de todas sus habilidades (que en instantes como esos, no sabemos si las tenemos o no) se trepa sintiendo como pasa esa brisa caliente, ese conjunto de músculos, mugidos y la muerte misma guarecida en sus filudos pitones ( Instante perennizado por la Televisión Española donde a Toño se le aprecia en el cìrculo), el griterìo se va perdiendo y Toño entonces baja de su temporal refugio y prosigue con la carrera esta vez ubicado còmodamente detràs de los toros hasta llegar al redondel de la Plaza de Toros de Pamplona, donde luego de algunos capotazos los toros son enchiquerados o guardados al corral dirigidos por los mansos pero hàbiles cabestros. Una foto para el recuerdo con toda la adrenalina circulando por su cuerpo, asì como una mirada al cielo como agradeciendo al Santo de los Palqueños, son el corolario de esta carrera que año tras año realizan los pamploneses pero que un paisano nuestro tuvo el valor y aficiòn para realizarla. El vino embarga los corazones de esa hospitalaria gente de Pamplona, y no es para menos rara vez coqueteamos tan de cerca con la muerte y menos aùn buscamos ese acercamiento a propòsito.
Ya en el ruedo se sueltan algunas vaquillas para que los aficionados puedan dar algunos capotazos y pasar el momento, toda vez que horas màs tarde los toros que unos momentos antes tuvieron amenazando sus espaldas van a ser lidiados, pasado el susto se aprecia un sonriente toño en el ruedo de la plaza de Toros de Pamplona, con su polòn, gracias a Dios intacto, con una enorme sonrisa que solo se consigue al haber realizado uno de sus màs grande sueños, y no es para menos, lo que acaba de hacer no lo hace cualquiera.
El Jefe De las brigadas de atención del Hospital de Navarra hace un recuento de los heridos en dicha carrera los que no pasan de algunos contusos sin lesiones que lamentar , por lo tanto el encierro es considerado “Limpio” por esta misma razòn.
Y asì acaba la historia de cómo un Palqueño se atreviò a correr en la Feria de San Fermín en Pamplona – España, y al retornar al Perù estoy seguro que sentado en el asiento de su aviòn, habrà dicho al mirar por la escotilla, a las algodonosas nubes : Santo Domingo de Guzmán ¡¡Que grande que eres!!!!!.
Dr. Moisés Tacuri Garcìa
“El que quiera ver valientes
Jugarse la vida en broma
Que venga por San Fermín
Al encierro de Pamplona”
(Copla popular)
Cuando en el atrio de Sol, de La plaza de Acho me encontrè con mi buen amigo Antonio Pecho, finalizada una gran corrida un domingo de Noviembre de este 2008, como cada año lo hacemos todos los aficionados de Tarma, entrò a la conversación lo de su reciente viaje a la madre patria y fue verdaderamente inusual lo que empezò a contar, pues habìa estado nada menos que en la Feria de Pamplona, pero no habìa estado como un espectador màs, sinò habìa tenido la osadìa de : ¡¡¡¡ Correr delante de los toros de lidia ¡!!!. Por lo que tengo entendido hasta ahora ningún paisano nuestro habìa tenido semejante aficiòn como para correr en esta peculiar pero peligrosa carrera.
Todo aficionado a los toros lleva la fiesta brava dentro de sì, fiesta que por demàs es una aficiòn emocionante y acaso extrema, muchas veces hemos sentido las ganas de saltar al ruedo y hacer con el toro lo que tantas veces vemos que hace el torero con asombrosa facilidad (en el argot taurino se le dice “Matar al Gusano”), pero ello no es nada fácil, cuantas veces desde la comodidad de nuestros asientos pedimos lo imposible al lidiador que se juega la vida delante del astado. El mundo de los toros es tan complejo como dramàtico y cuando se conjuga el buen juego del toro y la destreza del torero es cuando se forja en la arena una obra de arte inigualable. Esto hace que exista una aficiòn que no cesa con los años y que se confronta con aquellos que no piensan igual. Sin embargo pocos son los aficionados que han tenido el coraje de enfrentarse al toro y menos aùn de correr junto a los toros que han de lidiarse en la famosa Feria del Toro en Pamplona – España, a lo largo de sus viejas callejas empedradas, hasta arribar al Coso Pamplonès, en cuyo trayecto suceden las cogidas, los tumbos o caìdas y la gente se hace un conglutinado con los toros que atracados ambos pugnan por pasar al ruedo, rodeados por una algarabía del pueblo, algarabía fortalecida por tantos años de tradición.
Panplona, Es una tìpica ciudad española localizada al norte de España, perteneciente a la comunidad Navarra ( lo que para nosotros serìa una regiòn ), como toda ciudad de la madre patria, la fiesta de los toros ha calado profundo en sus habitantes, teniendo una gran aficiòn a la tauromaquia, y se ha hecho muy famosa mundialmente a raiz de que cada año sueltan a los toros a lidiarse en su espectacular feria por las calles de la ciudad, cierran las calles y forman una especie de callejón por donde los toros desde un lugar lejano a la plaza (Corrales), salen precedidos por los cabestros (Vacas y toros mansos entrenados para correr y guiar a los toros bravos). El inicio de esta peculiar carrera se inicia a tempranas horas de la mañana y un Chupinazo (estallido de un cohetòn) marca el inicio de la apertura de la puerta de los corrales salen primero los cabestros con sus campanas en los cuellos y tras de ellos sueltan a los toros de lidia los que corren asuzados por los mayorales, en las calles aguardan impacientes los audaces corredores con sus tìpicos trajes blancos y pañuelitos rojos alrededor del cuello, minutos antes se han encomendado a “San Fermín”, para que no sufran ningún percance, todos los toros corren por las sinuosas calles y delante de ellos, los corredores, unos pierden el equilibrio y caen, otros caen encima, a veces los toros hacen por los caidos y los cogen como manda su instinto, otros al ver que se acercan los toros se trepan por las paredes y ruegan que el toro no haga por ellos, a los costados, decenas de rescatistas de la cruz roja y de los Hospitales de la ciudad, estan atentos a los percances que estos audaces corredores puedan sufrir, a medida que se acercan a la plaza de Toros, la calleja se estrecha hasta que entran a la puerta grande de la plaza de toros que es un verdadero cuello de botella, donde no faltan las caidas y uno tras otro van cayendo formando una masa de gente y toros pugnando por pasar, finalmente de alguna manera se libera este ovillo peculiar y los toros saltan al ruedo donde se dan algunos capotazos de parte de los corredores y los toros son finalmente guardados (enchiquerados) en sus respectivos corrales, luego de ellos la gente se entrega al jolgorio de la màs famosa feria de los toros de “La feria de San Fermín” de la ciudad de Pamplona.
Antonio Pecho Zavala es un paisano nuestro, nacido en la ciudad de Palca, ciudad muy taurina por cierto, odontòlogo de profesiòn y un gran aficionado a la tauromaquia, entusiasta colaborador con la organización de la corrida de toros que año tras año se celebra en dicho distrito tarmeño, y uno de los artífices para que las corridas palqueñas hayan alcanzado el grado de Formales como manda el reglamento taurino vigente. Antonio Pecho fue tambièn presidente del Centro Taurino de Lima, centenaria peña limeña que hasta tiene un bonito pasodoble compuesto por Edwin Montoya, pero por sobre todas las cosas Toño Pecho ha sido y serà un taurino a carta cabal.
Todo podìa ser posible en èl, desde torear en una encerrona (corrida informal con vaquillas, realizada en forma privada o en cìrculos de amigos), pero nunca imaginamos que tendrìa la osadìa de correr en un espeluznante encierro de San Fermín – Pamplona – España.
Es 14 de Julio del 2008, se anuncia la ùltima corrida de la Feria de San Fermín y por lo tanto se correrà el ùltimo encierro (grupo de toros destinados a la corrida), en la antigua calle estafeta, hay un gran conglomerado de nerviosos aficionados rojiblancos, estos ya han rezado a San Fermín minutos antes, son instantes de tensiòn inigualable, entre ellos se avizora a Toño Pecho, vestido con un polòn blanco con la silueta del toro Osborne (dibujo emblemàtico del toro de lidia) en el pecho y un pañuelo rojo atado al cuello, Se echa algunas fotos al lado de un monumento en bronce que representa un encierro de San Fermín y se observa a varios corredores caìdos y los toros haciendo por ellos, Toño no puede evitar su gesto de disgusto, al ver esta patètica escena , donde acaso puede ser él , el pròximo protagonista. Poco tiempo antes, ha recorrido por todo el tramo que ha de correr y memorizado las sinuosas curvas y buscado lugares donde guarecerse, por si la suerte le es esquiva, hay mucha agitación por lo que se va asomar tras la puerta de los corrales, pues lo que va a salir de allì, son nada menos que los toros bravos que van a ser lidiados esa misma tarde, claro que acompañados de cabestros, pero que no quita su gran peligrosidad, son audibles las respiraciones agitadas de los corredores en plenos ejercicios de calistenia, una puerta de madera està pròxima abrirse, un Pamplonès con su pitillo o cigarrillo està pròximo a encender la mecha de un cohete, suena el estallido del cohetòn (Chupinazo) y se abre la temible puerta del corral, los primeros en salir son los cabestros asuzados por sus criadores y tras de ellos salen los 6 imponentes toros de lidia de màs de 450 Kilos cada uno, de la famosa ganaderìa de Nuñez del Cuvillo, dos son de pinta o pelaje de color jabonero (algo asì como de la mezcla del cafè y la leche), 2 son castaños (marrones), uno castaño tostado (marròn oscuro) y se aprecia tambièn a un toro negro zaino (toro de pinta completamente negra), y por supuesto al ver este encierro de la muerte los corredores inician esa carrera que ellos mismo quisieron, muchos de los que allì corren desearìan esos instantes ser campeones de los 100 metros planos al sentir en sus cuellos el jadear caliente de los bureles, los flashes y las càmaras filmadoras no se pierden detalles de esta singular carrera, Toño al igual que todo el tropel de enfervorizados temerarios corre desenfrenadamente, gira parcialmente la cabeza y aprecia al temible grupo de toros que se acerca peligrosamente, las curvas de las calles de Pamplona se suceden una tras otra en esa carrera que se hace una eternidad, un compañero se cae y si no lo han pisado los toros lo harà la misma gente, siente en sus espaldas el jadear caliente de los astados, tiene una sensación de muerte inminente, y acaso por fracciones de segundo, piensa : ¿Que es lo que lo ha empujado a correr esta espectacular carrera?, si podìa verla como un turista màs a los costados de la calle o verla por TVE còmodamente sentado en un sillòn seguro? , però no, allì estaba èl, a punto de ser cogido por un enorme animal de màs de 500 Kilos, sin embargo Santo Domingo de Guzman, no abandona a sus hijos y una providencial valla de madera aparece ante su vista y haciendo gala de todas sus habilidades (que en instantes como esos, no sabemos si las tenemos o no) se trepa sintiendo como pasa esa brisa caliente, ese conjunto de músculos, mugidos y la muerte misma guarecida en sus filudos pitones ( Instante perennizado por la Televisión Española donde a Toño se le aprecia en el cìrculo), el griterìo se va perdiendo y Toño entonces baja de su temporal refugio y prosigue con la carrera esta vez ubicado còmodamente detràs de los toros hasta llegar al redondel de la Plaza de Toros de Pamplona, donde luego de algunos capotazos los toros son enchiquerados o guardados al corral dirigidos por los mansos pero hàbiles cabestros. Una foto para el recuerdo con toda la adrenalina circulando por su cuerpo, asì como una mirada al cielo como agradeciendo al Santo de los Palqueños, son el corolario de esta carrera que año tras año realizan los pamploneses pero que un paisano nuestro tuvo el valor y aficiòn para realizarla. El vino embarga los corazones de esa hospitalaria gente de Pamplona, y no es para menos rara vez coqueteamos tan de cerca con la muerte y menos aùn buscamos ese acercamiento a propòsito.
Ya en el ruedo se sueltan algunas vaquillas para que los aficionados puedan dar algunos capotazos y pasar el momento, toda vez que horas màs tarde los toros que unos momentos antes tuvieron amenazando sus espaldas van a ser lidiados, pasado el susto se aprecia un sonriente toño en el ruedo de la plaza de Toros de Pamplona, con su polòn, gracias a Dios intacto, con una enorme sonrisa que solo se consigue al haber realizado uno de sus màs grande sueños, y no es para menos, lo que acaba de hacer no lo hace cualquiera.
El Jefe De las brigadas de atención del Hospital de Navarra hace un recuento de los heridos en dicha carrera los que no pasan de algunos contusos sin lesiones que lamentar , por lo tanto el encierro es considerado “Limpio” por esta misma razòn.
Y asì acaba la historia de cómo un Palqueño se atreviò a correr en la Feria de San Fermín en Pamplona – España, y al retornar al Perù estoy seguro que sentado en el asiento de su aviòn, habrà dicho al mirar por la escotilla, a las algodonosas nubes : Santo Domingo de Guzmán ¡¡Que grande que eres!!!!!.